lunes, 16 de abril de 2018

Marianela, de Benito Pérez Galdos


SINOPSIS DE LA EDITORIAL

«Marianela» (1878) pertenece a lo que Galdós llamó Novelas de la Primera época (que comprenden obras como «Doña Perfecta» y «Gloria»). Partiendo de un caso extraído de un tratado de Psicología (la recuperación de la visión en un ciego congénito), Galdós creó una de sus novelas más famosas. La vida trágica de la muchacha Nela, fea y deforme, enamorada del ciego Pablo a quien sirve de lazarillo, es el hilo conductor sobre el que se entrelazan tres temas: la ceguera y su posible cura, la relación sentimental y la situación socioeconómica. La maestría del escritor canario se demuestra en la articulación narrativa de las oposiciones principales: belleza física y belleza moral; industria y agricultura, el hoy y el ayer; cultura y naturaleza. La relación del ciego con su lazarillo ha quedado como una de las más bellas surgidas de la pluma de Galdós.

OPINION PERSONAL

Novela trágica que rezuma tristeza y melancolía. Cabe tildarla de social, incluso de romántica no exenta de una profunda alegoría que irá descubriendo el lector paso a paso.
Es la vida de Nela y Pablo Penáguilas, del lazarillo del pobre ciego que no necesita ver para conocer la bondad y la belleza, belleza que encuentra en su interior y en la propia Nela, aunque ésta sea un ángel poco agraciado físicamente, un ángel marginado y pobre que no sirve para nada, nada que no sea ser los ojos de Pablo.
Galdós nos muestra en esta obra, con un lenguaje llano y de forma sencilla y lineal, los asombrosos paisajes del pueblo minero, un lenguaje para ciegos, lleno de profusas descripciones y que retrata, el trabajo y esfuerzo de sus gentes, su ignorancia e incultura, sus anhelos y la filantropía de algunos, los ricos, los agraciados, los hermosos.
Nela duerme en una cesta de mimbre, camina descalza y viste harapos, todo lo contrario que la prima de Pablo, Florentina, que es hermosa, rica y culta.
La oscuridad en la que vive Pablo le permite ver la bondad y hermosura de Nela, pues no necesita ojos para ver una realidad diferente a la que vería si recuperase su vista, y eso nos lleva a una cuestión, ¿cuántas realidades somos capaces de percibir? ¿La de la vista, la del tacto, la del olfato, o la de nuestro interior? ¿Y cuál es la verdadera, o lo son todas?
Pablo se enamora de una ilusión y Nela, de un imposible, pues cuando Pablo recupere la vista, Nela desaparecerá por considerarse fea. No quiere que Pablo pueda verla y sin embargo, arde en deseos de que el ciego recupere la vista.
Que será de la chiquilla cuando el ciego vea la luz y quede prendado de su prima Florentina, tristeza, solo tristeza infinita para nuestra querida huérfana, una tristeza sin límite que la llevará a cometer la locura que todo ser humano debe evitar, a pesar de que la vida te arrastre de forma inexorable hacia ese fin, aunque sea por una profunda tristeza, privilegio de los ancianos, nunca de los jóvenes.
Un gran cuadro literario de la época donde el conocimiento luchaba por abrirse paso entre las mentes de los ignorantes y donde las diferencias entre las clases sociales era evidente, un estigma para los pobres que arrastraban hasta el fin de sus días, aunque siempre había quien luchaba por salir de la inmundicia y de la pobreza, como Celipin, el hijo de Señana, la mujer que había acogido en su humilde morada a la Nela, que soñaba con abandonar el pueblo minero y hacerse médico.
Cabe destacar las pinceladas de otros muchos personajes, como el doctor Teodoro Golfin, responsable de devolverle la vista a Pablo, y del hermano de Teodoro, Carlos el ingeniero, de lugares tan pintorescos como Aldeacorba, o la propia mina a la que llaman “la Terrible”.
Es una obra conmovedora que retrata las diferencias sociales de la época, la caridad, no la justicia social, como reza la sinopsis, el esfuerzo de las clases bajas por salir de la inmundicia y la ignorancia, la eterna dicotomía entre lo hermoso y lo grotesco, las injusticias que la vida, ciega como Pablo, se ceba con cualquiera de nosotros, en este caso, con Marianela.

BIOGRAFIA

        Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 – Madrid, 4 de enero de 1920). Escritor español, representante de la novela realista española del siglo XIX. Académico de la Real Academia desde 1897 y nominado al Premio Nobel en 1912.
        Estudia en el Colegio de San Agustín de su ciudad y colabora en el periódico local El Ómnibus. Al terminar sus estudios en 1862, se traslada a Tenerife para estudiar el Bachiller en Artes, y posteriormente se marcha a Madrid para estudiar Derecho. Allí acude a las tertulias del Ateneo y los cafés Fornos y Suizo, donde frecuenta a intelectuales y artistas de la época. Escribe en los diarios La Nación El Debate.
        En 1873 inicia la publicación de la primera serie de los Episodios Nacionalescon Trafalgar. Su popularidad ante los lectores durante la decada de los 90 va creciendo con su segunda serie de los Episodios nacionales. Aparte de Madrid, Galdós pasa largas estancias en su casa de Santander, conocida como “San Quintín”.
        Viaja por Europa como corresponsal de prensa, conociendo así corrientes literarias del momento como el realismo y el naturalismo. Su obra tiene influencias de los franceses Honoré de Balzac, Émile Zola, Gustave Flaubert y el inglés Charles Dickens, entre otros.
        Aficionado a la política, se afilia al Partido Progresista de Sagasta y en 1886 es diputado por Guayama (Puerto Rico) en las Cortes. En los inicios del siglo XX ingresa en el Partido Republicano y en las legislaturas de 1907 y 1910 es diputado a Cortes por Madrid por la Conjunción Republicano Socialista; en 1914 es elegido diputado por Las Palmas.
        Galdós es uno de los autores más prolíficos de su generación, tanto en novela como en teatro.


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